sábado, 24 de junio de 2006

La prensa catalanófoba madrileño-española... ¡y olé!

¿Se puede ser más anticatalán?
¿Se puede ODIAR más a todo un país?

La prensa española editada en Madrid tiene una característica común en todas sus publicaciones -con la puntual excepción de El País-. Una característica que, seguramente, comparten con buena parte de sus lectores -por aquello del "target" comercial al que van dirigidos esos "productos". Una característica que no es otra sino la catalanofobia. Un enfermizo, despreciable y fascistoide odio hacia todo aquello que sea o aparente ser catalán.

Desde la extrema derecha española hasta el centrismo l
iberal-demócrata, sin olvidarnos de sectores nada desdeñables de la socialdemocracia españoles llaman a la cuestión: "el problema catalán", al que, en el mejor de los casos, pretenden "enfrentarse" con una mal llevada cohabitación. Sin más.

Observemos esta frase extraída de un artículo de opinión del diario ABC (de línea editorial conservadora y españolista), perpetrado por el ultramoderado Ignacio Camacho:

"la suspensión de la autonomía catalana -bonita experiencia-"

Resume en pocas palabras la verdadera y auténtica intención de todos los españolistas centralistas:
acabar con la autonomía catalana, fruto de esa catalanofobia mal disimulada, que rezuman esas cuatro letras maljuntás que imprimen los panfletos de la Brunete mediática española, a cuya cabeza cabe ubicar, bien sea por tradición o por orden alfabético, al ABC, indudablemente.

Los pobres periodistas suelen cometer errores de campeonato cuando se ponen a escribir sobre temas jurídicos -y muchos otros, ciertamente-, que claramente les superan. Por más que se empeñen en repetirlo, es
imposible suspender una autonomía. No hay ningún artículo en la Constitución que lo permita. Pero eso a ellos les importa bastante poco.

Mentira tras mentira.

Dice el nuevo
Estatuto Nacional de Catalunya, aprobado en referéndum el 18 de junio de 2006, por un 73'9% de los votos, que Cataluña es un país rico en territorios y gentes. No lo pongo en duda, pero esa diversidad humana, cultural, política, social,... molesta, ¡y mucho!, a los españoles que no ven en Catalunya otra cosa más que la encarnación en un país de todo aquello que odian: la libertad, la democracia, la diversidad, la europeidad, la universalidad,...