sábado, 14 de octubre de 2006

Felipe de Borbón y la III República: un futuro tan deseable como inevitable


Siempre he pensado que el ciudadano Felipe de Borbón es una persona muy poco culta, escasamente dotada para la expresión oral, de una gracia completamente inapreciable, seguramente inexistente, y de unas maneras tan repijas, que de aspirar a ser cargo político electo, de concurrir a alguna elección democrática, mi voto difícilmente se dirigiría hacia su candidatura.

Sin embargo, por desgracia, España no es un Estado plenamente democrático. La forma política propia de un sistema democrático es, lógica e indiscutiblemente, la República. Y no es esa, precisamente, la que contamos en España.

Sólo así puede llegar a entenderse que algún día, probablemente no muy lejano en el tiempo, este ciudadano llamado Felipe de Borbón y Grecia, quien recibe una cantidad de dinero considerable de los Presupuestos Generales del Estado cada año (a través de su padre), se convierta en el Jefe del Estado, sin que un solo voto haya sido depositado en ninguna urna para legitimar democráticamente su elección y nombramiento.

Y a pesar de todo eso, no parece tener reparos el tal Felipe en manifestar públicamente su adhesión a posturas políticas tan ultraderechistas, como antidemocráticas e inconstitucionales. Recientemente, ha asistido a un acto en Washington donde un pseudohistoriador de pacotilla, un tal Payne, ultraespañolista él, insultó gravemente a todos los ciudadanos que nos definimos como republicanos, así como al legítimo y democrático gobierno de Euskadi (éste sí es legítimo, Sr. Borbón, porque ha sido elegido en una elecciones libres y democráticas, ¿entiende?).

La inaceptable actitud mostrada por el "Príncipe" Felipe ha sido el motivo de diversas interpelaciones al Gobierno, que deberá responder próximamente. [Ver noticia]

¿Cómo acabará la historia? ¿Abrirá la boca "nuestro príncipe"? Lo veremos aquí mismo, en unos días...

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